martes, 14 de abril de 2009

Otro mundo es posible

A partir de esta viñeta que salió en El País sobre la salvación del capitalismo, esta me indujo a pensar sobre las contradicciones de la izquierda en un entorno de capitalismo global.

Es curioso que países de socialismo real basan su crecimiento en parámetros de desarrollo capitalista como la China o el Vietnan comunista, o las relaciones comerciales de Venezuela. sobre todo en venta de petróleo con el satán capitalista estadounidense.

La socialdemocracia del entorno occidental, sólo intenta "reglamentar el mercado" y este es el centro de las relaciones económicas , no tenemos más que pensar en nuestro país como el gobierno actual aplica recetas para salvar el sistema tal y como lo conocemos.

En un capitalismo global lo único que puede hacer es aplicar reformas al sistema para corregir las diferencias sociales, no obstante esto es bastante difícil por las fuertes tensiones que genera, por un lado la lógica de mercado que va dejando a los más débiles por el camino y por otro las políticas fiscales, de empleo, etc, que intentan repartir rentas y corregir las desigualdades económicas que genera el mercado, en definitiva hay un choque de intereses en el que el mercado al ser globalizado  siempre gana, porque las normas no están globalizadas y quién las aplica queda en desventaja sobre el que no aplica ninguna, la competencia es imperfecta.

Incluso la socialdemocracia aplica recetas  de insolidaridad y de tiranía del mercado en España tenemos ejemplos de ello  en la inmigración: se ha necesitado de una mano de obra inmigrante, barata y suficientemente flexible para poder expulsarla del sistema cuando no hace falta.

El mercado es necesario para las relaciones económicas pero también su reglamentación  este no ha de ser un tirano, la ausencia de normas y transparencia en el sistema financiero nos ha llevado a la crisis profunda de nuestro sistema.

Si se jugara a la utopía, se podría pensar que con la crisis se tiene la gran oportunidad de una recuperación económica  en el que el consumo extremo no fuera su motor, y así detener la debacle ambiental; o que la comida que se come en los países desarrollados pudiera alcanzar a otras partes del planeta; que el objetivo del mercado no sea sólo el máximo beneficio, o que salváramos los empleos de la industria del automóvil conduciendo vehiculos ecológicos en los que  el CO2 no fuera a la atmósfera; o algo mejor que la globalización abarcara globalizaciones sanitarias, de educación, de justicia e incluso que una entidad política supranacional controlara los desmanes económicos del mercado globalizado, es decir pensar que otro mundo es posible.